Monday, April 25, 2011

El principio de identidad en la historia de las ideas. Parte IV (Siglos XIX y XX)

Bergson, pensador vitalista, casi irracionalista.

La visión dialéctica del mundo, desarrollada hace más de dos mil quinientos años por Heráclito, es recogida y revisada por Henri Bergson comenzando el siglo XX.

En ese momento en el tiempo y lugar (Europa) se aparece como cosmovisión dominante el positivismo de Auguste Comte. Este sistema está ampliamente influenciado por el éxito de las ciencias exactas y naturales v.g. la Revolución Industrial, la teoría del origen de las especies de Darwin y el nacimiento de la sociología y la psicología como ciencias independientes a la filosofía.

El positivismo aboga por las ciencias descriptivas, que tratan a sus objetos de estudio como entes estáticos, y por lo tanto, con las propiedades dadas en su momento por Parménides. Regresando a este punto, vemos que las propiedades que fueron dadas por Parménides al ser, son las mismas que posteriormente Platón aplica al mundo de las Ideas, un lugar donde existen las cosas que son y tal como son, mientras que el mundo de los sentidos (phainomenos) es meramente un fantasma del primero, en el cual las cosas son solamente tal como se nos aparecen, una imagen de las ideas inmutables de Parménides.

Es así que hasta el siglo XIX tenemos dos posturas contrarias (positivismo e idealismo metafísico) que sin embargo tienen ese corolario en común de ver las cosas, los seres como entes que no cambian ni en el tiempo ni en el espacio y sí lo hacen es solo de manera cuantitativa, es decir que sus cambios pueden ser medidos, como el cambio de posición, de temperatura, de
tamaño, etcétera.

A mediados del siglo XIX, y fuertemente influidos por el idealismo de Friedrich Hegel, surgen dos pensadores alemanes con una teoría que ve en el cambio la verdadera realidad y retoma los conceptos ya antiguos de Heráclito y los más modernos de los enciclopedistas franceses. Me refiero a Karl Marx y a Federico Engels.

A pesar de que el cambio ya había sido expuesto como lo real anteriormente, nunca ésta idea había sido tan ampliamente desarrollada como con ellos. Fundadores de una nueva corriente filosófica (el materialismo dialéctico) causaron un gran impacto en la Historia de las Ideas Occidental. Su aportación tuvo aplicaciones en economía, política, ciencias naturales y sociales y también en el asunto que nos interesa aquí, la cuestión de la identidad.

Comte le dio a la ciencia un aura de cuasirreligiosidad.

Thursday, April 21, 2011

El principio de identidad en la historia de las ideas. Parte III (Heráclito y Parménides)

Parménides, el primer lógico.


El ser humano un día descubre que no sabe quién es, y como tal carece de identidad. Lo humano no se encuentra definido estáticamente, de manera que no haya quien diga “esto es humano” o “lo humano es aquello”. Respecto a esto, concuerdo con Henri Bergson, filósofo y escritor francés del siglo pasado ganador del premio Nobel de literatura, que en situaciones que son ajenas a la matemática y las ciencias exactas derivadas como la física y la química, cuyos objetos de estudio son cuantificables y por lo tanto de alguna manera éstaticos, por el contrario definir un objeto perteneciente a las ciencias humanas y sociales es equivalente a estatizarlo, y por ende, a deformarlo, a despojarlo de sus cualidades que incluyen el devenir y el cambio. Bergson puede ser considerado como un moderno Heráclito.

De la afirmación anterior ya se han hecho estudios previos, uno de ellos es el de Manuel García Morente, quien en su estudio titulado La filosofía de Bergson nos introduce en las similitudes del
pensador moderno con las del clásico.

Tanto Heráclito como Parménides son relativamente contemporáneos, y el pensamiento de uno no puede ser entendido si no está contrapuesto con el del otro. Como ya mencioné en la entrada anterior, Parménides es quien descubre el principio de identidad, y con esto nace la ciencia formal de la lógica y también la ciencia filosófica de la ontología o metafísica.

Parménides lo que trata de hacer es de descubrir el arjé, el principio de todas las cosas, la razón de ser de todas ellas, lo que constituye el ser. (A título personal añadiré que su búsqueda es una con la mía, con la única diferencia que el busca la respuesta fuera de sí mismo y yo hago lo contrario buscando primero qué es lo que constituye mi ser, más a la manera de los vitalistas y los exitencialistas). Este filósofo generaliza al máximo la cuestión del ser, no aplicando la respuesta a las cosas como una pluralidad de objetos, sino en su totalidad, como un todo. El ser, el todo, el objeto de mayor extensión y mínima comprensión. Para Parménides este ser total es único,eterno, infinito e inmutable.

Unico, pues si hubiera más de uno, habría un espacio de no-ser entre varios seres, y eso no es posible porque el no-ser no existe; eterno, pues si tuviera un principio o un final, habría no-ser en esos momentos en los que el ser no está, y eso tampoco es posible, ya que el no-ser no existe; infinito puesto que si tuviera una zona delimitada, habría algo de no-ser fuera del ser, y eso tampoco es posible; inmutable, puesto que el ser si fuera un momento una cosa y al momento siguiente pasara a ser otra, pasaría del ser al no ser, y eso lógicamente no es posible.

Parménides pues postula los principios básicos de la existencia (en segunda instancia y sin saberlo, postula también los principios básicos de las ciencias exactas y descriptivas, me extenderé sobre esto en una próxima entrada).

Por el contrario, ya al inicio de la historia de las ideas se antepone Heráclito en su forma de razonar y de encontrar el arjé en el aspecto contrario, es decir, en el devenir, en el cambio.
El ser nunca es el mismo dos veces. Puesto que deviene en el tiempo y esto lo hace cambiar. Esta forma de pensar las cosas, va muy acorde con lo que perciben nuestros sentidos y Heráclito
utiliza por vez primera el argumento del río y el bañista.

Un bañista nunca podrá bañarse dos veces en el mismo río puesto que éste es continuo fluir, y por el seguirá fluyendo agua. Heráclito, el primer dialéctico

Wednesday, April 20, 2011

El principio de identidad en la historia de las ideas. Parte II (La antigüedad)


Platón conocía el principio de identidad, ya que previamente había sido enunciado por uno de los grandes filósofos presocráticos, Parménides.

El principio de identidad, a pesar de ser un principio formal y por lo tanto lógico, en un principio tenía una fuerte carga ontológica. Toda la ciencia en general, en los tiempos anteriores a Platón y Aristóteles la tenían. Son los primeros intentos de un pensamiento en pañales que trata de dar razón de las cosas.

La Historia de las Ideas nos dice que incluso desde que el hombre piensa trata de dar razón de sí mismo al no bastarse él por sí solo. Nathaniel Micklen explica que ya desde un principio, el hombre (primitivo o civilizado, no importa) no puede dar razón de su ser; tiene un sentimiento de ser criatura, de dependencia. En un principio el hombre trata de dar respuestas mediante el mito y la magia, que devienen la religión y la ciencia respectivamente.

Posteriormente se elaborarían cosmovisiones sorprendentes y elaboradas que igualmente tratan de dar razón del mundo, del hombre y de la civilización, como la filosofía hindú, que se divide históricamente en el Rig-Veda, la filosofía Brahmánica y los Upanishads. Cosmovisiones que no explicaré aquí, por no concernir a esta investigación.

Sin embargo, creo conveniente mencionar a la filosofía hindú al menos de pasada por ser ésta altamente convincente en su explicación de las razones de ser de las cosas. Es probable que trate del pensamiento de la India mas detenidamente en una entrada posterior.

Es hasta el inicio de la época clásica, alrededor del siglo V a.C. que se intentan hacer aproximaciones más racionales (que se sirven de la razón) a las preguntas fundamentales que a todo ser humano individual aquejan. Puesto que son los primeros intentos, es obvio que parecen ahora a nuestros ojos los primeros pasos de un bebé o sus primeras palabras. Esfuerzos válidos, cabe decir, porque se tienen que hacer en algún momento y lugar, a pesar de lo errados u obsoletos que resulten en nuestros días.

Uno de ellos es Parménides, el fundador (inconsciente) del pensamiento lógico que sería posteriormente ampliamente desarrollado por Platón y más que nadie por Aristóteles. Parménides es reconocido por Manuel García Morente en sus Lecciones Preliminares de Filosofía como el creador del principio de identidad.

Este principio es descrito en la actualidad por Pedro Chávez Calderón en la forma de una ecuación de muy fácil lectura. Esta es:
X=X

Parménides simplemente enunció una verdad evidente, la cual es: las cosas son iguales a sí mismas. Y así ha sido desde siempre, para el hombre común las cosas son lo que son. Pero históricamente, así como cuando el niño deja de ser niño para convertirse en adolescente, así igualmente los pueblos pasan por una pubertad y se descubren no como lo que son, puesto que igualmente no saben que son, sino como una posibilidad de ser, como una potencia. El principio de identidad ya no es tal.

El principio de identidad en la historia de las ideas. Parte I (Introducción)


Octavio Paz en su ensayo El pachuco y otros extremos incluido en su libro El Laberinto de la Soledad menciona que el ser humano como individuo en cuanto se da cuenta cabal de su propia existencia, ese momento que coincide con el final de la niñez y el abandono de los juegos y el comienzo de la adolescencia, igualmente se descubre como alguien ajeno al mundo y se da cuenta de su soledad. En palabras de Paz, para trascender esa soledad se hace necesario que el individuo descubra quién es, que es lo que hace aquí, de dónde viene y hacia dónde va, las preguntas con las que nace el pensar filosófico, las preguntas fundamentales.

Hasta ese día el individuo no hacía ningún tipo de cuestionamientos, hacía lo que se supone tiene que hacer; jugaba, imitaba y seguía con un rol preestablecido ya por la tradición, ya por las pautas y los valores preexistentes. Es así como el individuo, que antes de darse cuenta de sí mismo aceptaba todo lo que se le decía como verdades universales, se le proveía de alimento, alojamiento, cobijo y amor sin pedírsele nada a cambio, de repente se da cuenta que todo lo que había dado por hecho no es sino una cortina de humo. Este es el origen de nuestra tragedia. Pues la bendita ignorancia nos permite sobrellevar la dureza de la existencia sin hacer muchas
preguntas, aceptando todo como viene pues nos encontramos en un estado de realismo aristotélico: todo lo que és, és.

Siendo nosotros hijos del sentido común occidental, vemos que ya desde hace mas de dos mil años se nos ha hecho ver que las cosas que son, son y son como son, y las cosas que no son, no son y no pueden ser, desde el momento en que no lo son. Jorge Bucay en sus Hojas de Ruta nos lo explica de una manera clara y concisa, para que el mensaje llegue a la mayor cantidad de personas, siendo éste un escritor para las masas.

Aquí estamos hablando de uno de los primeros postulados de la lógica, el principio de identidad. Este principio de identidad, es junto con el principio de No-Contradicción y el principio de Tercero Excluido, una de las tres razones evidentes que se usan a manera de axiomas en la ciencia formal de la lógica. Los tres fueron postulados por Aristóteles, en su texto Organon y más recientemente Pedro Chávez Calderón en su texto Lógica: Introducción a la ciencia del razonamiento.

Monday, March 28, 2011

Librofilia.




Últimamente me he dado cuenta que antes de comprar un libro, aparte del autor y el título, en tercer lugar en importancia pongo a la edición. Por ejemplo, le doy preferencia a las ediciones de Alianza Cien, Fondo de Cultura Económica y Porrúa Hnos.

Por poner algunos ejemplos: de toda la producción de Borges, prefiero definitivamente todos los títulos que estén editados por Alianza Cien, igualmente pasa con Hesse. En cambio, para muchos pensadores contemporáneos como Louis Lavelle o Nathaniel Micklen, prefiero siempre los Breviarios del Fondo de Cultura Económica, no importa si son en tapa dura o rústica.

Sin embargo, tengo que admitir que para mi LA editorial, es sin duda toda la colección "Sepan Cuantos" de Porrúa Hnos. Es un regocijo como cada semana aumenta mi catálogo de libros de esta colección.

No me he puesto a reflexionar a que se deberá esto; pensé que podría deberse a la cuestión del precio, pero no, puesto que Alianza Cien produce libros relativamente costosos, mientras que Porrúa tiene de los mas económicos.

Tampoco se ha de deber al diseño editorial y a los materiales, puesto que hay ediciones con mayor calidad. ¿Será costumbre acaso?