Thursday, April 21, 2011

El principio de identidad en la historia de las ideas. Parte III (Heráclito y Parménides)

Parménides, el primer lógico.


El ser humano un día descubre que no sabe quién es, y como tal carece de identidad. Lo humano no se encuentra definido estáticamente, de manera que no haya quien diga “esto es humano” o “lo humano es aquello”. Respecto a esto, concuerdo con Henri Bergson, filósofo y escritor francés del siglo pasado ganador del premio Nobel de literatura, que en situaciones que son ajenas a la matemática y las ciencias exactas derivadas como la física y la química, cuyos objetos de estudio son cuantificables y por lo tanto de alguna manera éstaticos, por el contrario definir un objeto perteneciente a las ciencias humanas y sociales es equivalente a estatizarlo, y por ende, a deformarlo, a despojarlo de sus cualidades que incluyen el devenir y el cambio. Bergson puede ser considerado como un moderno Heráclito.

De la afirmación anterior ya se han hecho estudios previos, uno de ellos es el de Manuel García Morente, quien en su estudio titulado La filosofía de Bergson nos introduce en las similitudes del
pensador moderno con las del clásico.

Tanto Heráclito como Parménides son relativamente contemporáneos, y el pensamiento de uno no puede ser entendido si no está contrapuesto con el del otro. Como ya mencioné en la entrada anterior, Parménides es quien descubre el principio de identidad, y con esto nace la ciencia formal de la lógica y también la ciencia filosófica de la ontología o metafísica.

Parménides lo que trata de hacer es de descubrir el arjé, el principio de todas las cosas, la razón de ser de todas ellas, lo que constituye el ser. (A título personal añadiré que su búsqueda es una con la mía, con la única diferencia que el busca la respuesta fuera de sí mismo y yo hago lo contrario buscando primero qué es lo que constituye mi ser, más a la manera de los vitalistas y los exitencialistas). Este filósofo generaliza al máximo la cuestión del ser, no aplicando la respuesta a las cosas como una pluralidad de objetos, sino en su totalidad, como un todo. El ser, el todo, el objeto de mayor extensión y mínima comprensión. Para Parménides este ser total es único,eterno, infinito e inmutable.

Unico, pues si hubiera más de uno, habría un espacio de no-ser entre varios seres, y eso no es posible porque el no-ser no existe; eterno, pues si tuviera un principio o un final, habría no-ser en esos momentos en los que el ser no está, y eso tampoco es posible, ya que el no-ser no existe; infinito puesto que si tuviera una zona delimitada, habría algo de no-ser fuera del ser, y eso tampoco es posible; inmutable, puesto que el ser si fuera un momento una cosa y al momento siguiente pasara a ser otra, pasaría del ser al no ser, y eso lógicamente no es posible.

Parménides pues postula los principios básicos de la existencia (en segunda instancia y sin saberlo, postula también los principios básicos de las ciencias exactas y descriptivas, me extenderé sobre esto en una próxima entrada).

Por el contrario, ya al inicio de la historia de las ideas se antepone Heráclito en su forma de razonar y de encontrar el arjé en el aspecto contrario, es decir, en el devenir, en el cambio.
El ser nunca es el mismo dos veces. Puesto que deviene en el tiempo y esto lo hace cambiar. Esta forma de pensar las cosas, va muy acorde con lo que perciben nuestros sentidos y Heráclito
utiliza por vez primera el argumento del río y el bañista.

Un bañista nunca podrá bañarse dos veces en el mismo río puesto que éste es continuo fluir, y por el seguirá fluyendo agua. Heráclito, el primer dialéctico

1 comment:

Anonymous said...

fue de mucha ayuda. gracias